Contagio

Barrer

por Daniel Fresno

Hace varios años estaba con mi esposa paseando a la perra. Al encontramos con un vecino que también iba con su mascota, nos pusimos a conversar. En medio de la charla mi perra hace caca. Mi esposa saca la bolsa que siempre llevamos para estas situaciones y recoge la caca. El vecino dice: «yo antes también recogía la caca de mi perro, pero vi que los demás no lo hacen, así que decidí no hacerlo más». Charlando con mi esposa sobre el episodio llegamos a la conclusión de que la gente tiende a repetir las conductas que ve en los demás. Los modelos de conducta son muy contagiosos.

El lugar de práctica en el parque suele estar sucio por la mañana: ramas, hojas, tierra y basura dejada por los vecinos. Las autoridades limpian regularmente el parque, que cuenta con muchos cestos de residuos, pero los lunes está todo lleno de basura. Por más empleados de limpieza que ponga el gobierno, la situación no va a cambiar a menos que la gente modifique sus hábitos respecto a la basura.

Mi maestro enseña que antes de pretender cambiar el mundo hay que cambiar uno mismo. Que no sirve de mucho criticar a los demás y pontificar sobre lo que los otros deberían hacer. Que lo importante es encarnar uno mismo esos principios que nos parecen correctos. Así nos convertimos en ejemplo positivo para otros. La única manera de educar y transformar conductas es a través del ejemplo. Gandhi lo resumió en una frase:  «Debes convertirte en el cambio que deseas ver en el mundo«.

Decidí entonces llevar a la acción las palabras de mi maestro y empecé a ir al entrenamiento diario con una escoba. Llego al parque, estaciono la bicicleta y barro y recolecto la basura que haya en el lugar de práctica. No importa si la basura la dejó otro, no importa si la responsabilidad de limpiar es de otro: si cuando llego el lugar está sucio, lo limpio, y al terminar el entrenamiento me fijo de que quede limpio.

Descubrí que esta rutina de limpieza cotidiana es una perfecta metáfora de la meditación. Al tiempo que limpio el piso, baldosa por baldosa, limpio mi mente y corazón de impurezas.

Estoy convencido de que muchas de las calamidades que padecemos tienen su origen en modelos de conducta negativos. El problema es que los malos modelos abundan. Por eso es tan importante dar buenos ejemplos, porque los buenos modelos son tan contagiosos como los malos. Al convertirnos en un modelo positivo estamos mostrando al mundo que hay otra manera de ver y hacer las cosas.

Los fines de semana funciona en el parque una feria. Uno de los feriantes vende artículos para bicicletas y todos los domingos me ve barriendo antes de empezar la clase de tai chi chuan. Un día, hace un año, se acercó y me pidió prestada la escoba para barrer el sector donde está su puesto. Desde entonces, todos los domingos se repite el mismo ritual. El hombre viene, me saluda, toma la escoba que está apoyada en mi bicicleta, barre su sector y la trae de vuelta. El contagio ya empezó.

——-
Si te parece que este texto puede serle útil a otra persona, no dudes en compartirlo.

15 comentarios en «Contagio»

  1. Un mensaje sencillo, directo, efectivo hay mucho de «arte marcial» en lo que ha dicho y como lo ha dicho.

    Le animo a qué escriba con mas frecuencia me encanta la filosofía que hay detrás, «oculto entre las hojas»

    Gracias y un saludo desde España

  2. Excelente video Daniel, realmente me ha tocado en el corazón. Sin duda me habré contagiado por algún lado, ya te contaré. Lo voy a compartir con mis alumnos, porque lo considero una gran enseñanza. Muchas gracias y te cuento que en el kwon de mi sifu, durante muchos años hacíamos la limpieza todos los domingos. Hoy tiene empleada…un abrazo.

    1. Hola Horacio, me alegra saber de tu contagio.
      Muy bueno eso de limpiar el kwon. Uno valora y actúa de otra manera en un espacio que luego va a limpiar.
      Gracias por la visita y las palabras.

  3. Gracias Daniel, también he llegado a la conclusión que el cambio empieza por mi. Este video me anima a seguir haciendo. Saludos.

  4. Muy, muy, muy buen ejemplo a seguir. Que esto no solamente se quede en la Argentina, a replicarlo (por mi parte) en Santiago de Chile y ojalá en toda Latino América.
    Namaste

  5. Estimado Maestro, linda anécdota y excelente reflexión. Esto me anima a pensar que de a poco las cosas pueden ir cambiando a partir de uno. Muchas gracias por compartirlo. Saludos. Daniel.

Responder a admin Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *