Su atención, por favor

por Daniel Fresno

Cuando practicamos taichi chuan seguimos a las manos con nuestra mirada. Lo hacemos porque queremos que nuestro movimiento esté lleno de energía. Nos guia aquel principio, enunciado hace miles de años por los sabios taoístas: «A donde va la mirada, va la atención. A donde va la atención, va la energía«.

Los niños reclaman atención con frecuencia. Eso lo saben los que tienen hijos y cualquiera que haya estado en el sector de juegos infantiles de una plaza. Los chicos están jugando y en algún momento se dirijen al adulto que los acompaña para pedir atención: «¡¡ Mirá, má!!». Al pedir atención el niño está pidiendo más energía. Y es lógico, porque en la infancia se necesita bastante energía para poder crecer

Cuando alguien de nuestra comunidad se enferma o está atravesando un momento difícil recitamos el mantra con la atención enfocada en él o ella. De esta manera le hacemos llegar nuestra energía para que tenga más fuerza y pueda afrontar la situación en la que está

Si alguna vez, rodeado de amigos y familiares, quisiste que te presten atención, pero no lo lograste, seguramente te habrás sentido desanimado. En cambio, las veces que despertaste la atención de la gente a tu alrededor, seguramente te sentiste potente y animado. Es la energía de los demás que estaba fluyendo hacia vos.

Esta relación entre atención y energía la conoce también el mercado, que busca vendernos cosas todo el tiempo. A dónde va la atención, va la energía y el dinero es una de las tantas formas que adopta la energía. Por eso, para conseguir el nuestro, el mercado debe primero capturar nuestra atención. Así funciona el sistema y no es mi intención discutir sobre eso. Lo que quiero destacar es que, tanto la energía vital, como el dinero, como la atención, son recursos limitados y es importante aprender a administrarlos sabiamente.

Una atención débil es incapaz de sostener el enfoque durante más de unos segundos y busca estímulos nuevos, estridentes, coloridos y emocionantes. Hoy la mayoría de las personas son incapaces de concentrarse, es decir, mantener la atención enfocada a lo largo del tiempo. Una atención débil es como un agujero por el cual se escapa la energía. Por más que a través del descanso, la alimentación y la respiración renovemos la energía vital, nos agotaremos fácilmente si no reparamos la gotera de la atención dispersa.

Nuestra práctica, entre otras cosas, permite fortalecer la atención. Al enfocar la atención en un movimiento «conocido» y repetitivo vamos disciplinando la mente y haciendo cada vez más potente la luz de la atención. Porque la atención funciona como un faro, que hace visible todo lo que queda bajo su luz. La atención, además de permitirnos estar presentes en el aquí y ahora, revela aquello que hacemos sin darnos cuenta de que lo estamos haciendo.

El caso más habitual en taichi chuan es cuando el maestro dice: «Pongan los pies paralelos apuntando hacia adelante» y uno cree tenerlos paralelos y apuntando hacia adelante. Pero el maestro nos dice: «Mire sus pies» y bajamos la mirada y descubrimos que no estaban paralelos. Eso hace la atención: echa luz sobre los hábitos, sobre los automatismos, sobre lo que hacemos de manera inconciente o compulsiva.

Una atención poderosa es capaz de ver lo que no se va a simple vista. Como si tuviéramos un microscopio de gran aumento, descubriremos aspectos de la realidad que no sabíamos que estaban allí. Y ese es el instante en el que se produce la magia. Hace poco un colega me contó de su experiencia con la ayahuasca. Decía que bajo sus efectos sintió una profunda unión con todo lo que lo rodeaba y para terminar agregó: «Después de eso comprendí perfectamente la sensación de conexión que sienten las personas religiosas».

Me alegro por él. pero para experimentar la profunda conexión de nuestra existencia con el resto de los seres vivos y con el Universo no hace falta ingerir plantas alucinógenas; basta con entrenar la concentración. Si estás atento podrás sentir el pulso vital que está ocurriendo ahora mismo dentro tuyo y en todo lo que nos rodea. Cuando la luz de la atención es poderosa es imposible aburrirse porque cada instante es una oportunidad de descubrir maravillas y disfrutar la sinfonía de la vida.

Gracias por escuchar.

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