¿Meditar es vaciar la mente? El malentendido del vacío budista

por Daniel Fresno

¿Qué es todo este rollo del «vacío» y de la «vacuidad» presente en el budismo y en otras tradiciones espirituales? ¿Nuestro objetivo al meditar es «vaciar la mente»?

Hace poco le pregunté a un amigo cómo le estaba yendo con su práctica de meditación. Luego de una detallada descripción de su experiencia terminó diciendo:

—Lo que más me cuesta es vaciar la mente.

—Es imposible vaciar la mente —dije—. ¿Por qué querés hacer algo así?

—Bueno. El budismo habla siempre del vacío y de la vacuidad. ¿No se busca vaciar la mente al meditar?

Eso me llevó a reflexionar sobre cómo el concepto de «vacío» se interpreta en el budismo y las confusiones que genera. Las palabras «vacío» y «vacuidad» tal vez no sean las más adecuadas para traducir el concepto de «sunyata» del sánscrito. En la mente occidental «vacío» significa la ausencia total de materia en un espacio determinado, o la falta de contenido dentro de un recipiente.

Cuando escuchamos decir que «el cuerpo es vacío» podemos pensar: «¿Cómo que el cuerpo es vacío? Yo lo siento bien lleno, especialmente después de comer». Este tipo de traducción genera confusión.

Lo que el budismo quiere transmitir cuando dice que los fenómenos del mundo «están vacíos» es que las cosas no existen independientemente del resto de los fenómenos. Nada existe de manera autónoma, todo existe en interconexión con otros fenómenos. A través del concepto de «vacío», el budismo enseña que las cosas no existen, sino que inter-existen.

Yo existo porque mis padres se unieron. Pero también existo porque existieron mis cuatro abuelos. Pero también existo porque existe la comida que me mantiene vivo. Y porque existe Pedro, el camionero que trae la comida hasta el mercado donde hago las compras. Y porque existen María y Tito, que sembraron y cosecharon mi comida. Y porque existe el río del que se extrae el agua que bebo. Y porque existen las montañas donde nace ese río. Existo porque el resto del universo existe.

Hace poco una amiga compartió este texto de la escritora argentina Liliana Bodoc que describe muy bien la existencia interdependiente:

“La creación es una urdimbre perfecta.

Todo en ella tiene su proporción y su correspondencia.

Todo está hilado con todo en una trama infinita…

Pobres de nosotros si olvidamos que somos un telar»

Volviendo al malentendido del «vacío». En lugar de decir que tal o cual fenómeno «está vacío» o «no existe», conviene decir que «tiene una existencia interdependiente». De esta manera evitaremos malentendidos.

Cuando el Sutra Corazón dice cosas enigmáticas como que «los cinco agregados son vacío» o que «los cinco sentidos no existen», nos está diciendo que no nos aferremos a ellos. El mensaje resumido del Sutra Corazón es: «No tomes tu vida ni las cosas del mundo demasiado en serio». Nos enseña que todo lo que el Ego considera sólido, en realidad no lo es. Todo lo que el Ego considera un refugio seguro, en realidad no lo es y por lo tanto, no conviene aferrarse. El Sutra Corazón nos enseña que el aferramiento es una fuente de sufrimiento, porque nada es permanente. Cuando soltamos el apego, encontramos libertad

Al meditar no buscamos vaciar la mente. Pretender eso es como querer frenar las olas del mar. La mente humana es como un caballo salvaje. En estos momentos nuestra mente tiene toda la vitalidad del caballo salvaje y hace lo que se le antoja. Pero la solución que buscamos no es cortarle las patas; queremos domesticarla. La práctica meditativa apunta a ese objetivo: conocer nuestra mente y educarla para que toda su potencia se canalice a nuestro favor.

Así que, la próxima vez que pienses en «vaciar la mente», acordate: no se trata de eliminar pensamientos, sino de conocer la mente y entrenarla para vivir mejor.

Gracias por escuchar.
Que tengas paz y alegría.