Sobre el «No te metás»
Gastón asiste a las clases de taichi chuan. Hace un par de domingos vivió una situación muy interesante viajando en colectivo con su esposa e hijo. Un tipo subió al colectivo y -probablemente por estar alcoholizado- empezó a agredir verbalmente a una chica. El tono de los insultos fue subiendo hasta generar una situación incómoda para todos.
El conductor detuvo el vehículo y se acercó al agresor para pedirle que cambie su actitud o que se baje. El agresor dirigió ahora sus insultos hacia el conductor, que en ningún momento usó lenguaje ofensivo ni contacto físico. Gastón se puso de pie y se ubicó detrás y a la derecha del conductor, mirando seriamente al agresor. Con su lenguaje corporal dio a entender que el conductor no estaba solo. Otro pasajero imitó a Gastón. Sin decir una sola palabra y sin contacto físico le hicieron saber al agresor que eran varios los que no aceptaban ese tipo de conductas. El agresor se bajó, el conductor reanudó la marcha y todos los pasajeros aplaudieron.
Tanto el conductor como los pasajeros actuaron de la mejor manera. Se encontraron con un conflicto que se estaba desarrollando en el plano verbal y lo resolvieron en ese plano, hablando, sin escalarlo, es decir, sin llevarlo al plano físico. Esto resulta meritorio, porque no cedieron ante la tentación de responder a las provocación verbal del agresor con más insultos. El agresor suele provocar con su palabra, buscando en el otro una reacción que justifique la agresión física. El conductor se mantuvo firme en su estrategia de exigir que el agresor se baje del vehículo. Además, la presencia de Gastón y el otro pasajero reforzaron el mensaje no verbal de que si el conflicto pasaba al plano físico, iba a estar en desventaja.
Esta manera de resolver la situación sólo se consigue actuando con seguridad. Por el contrario, la gente que está asustada o no confía en sus propias capacidades suele actuar de manera violenta. Esa es una de las virtudes del taichi chuan: fortalece cuerpo y mente haciendo que la persona tenga más confianza en sí misma.
Ese día en el colectivo, el hijo de Gastón recibió una valiosa lección sobre el «no te metás».
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Autor: Daniel Fresno