Mente de principiante
-Cuando practicamos movimientos nuevos nos resulta fácil enfocar la atención, porque estamos descubriendo algo que no conocíamos y que nos resulta muy interesante -dije durante la clase de taichi chuan-. A medida que el tiempo pasa y avanzamos en la práctica, ese movimiento que antes era nuevo, se va incorporando a nuestra memoria neurofísica, se hace carne.
-Y ahí es cuando surge el riesgo de perder la concentración. Como conozco el movimiento, lo hago de manera automática, incluso ocupando mi mente en otros asuntos. Al moverme de esa manera, como si se tratara de un trámite rutinario, genero un taichi chuan vacío y sin alma. No conviene actuar así. El desafío consiste en aprender e incorporar el conocimiento, pero mantener la concentración como si se tratara de algo que estoy haciendo por primera vez. Mente de principiante.
-Algo parecido ocurre cuando comemos. Aprendimos a masticar y a tragar la comida cuando éramos chicos. Y somos capaces de realizar este acto de manera automática, mirando la televisión, leyendo, caminando, charlando con otros. Pero no estaríamos aprovechando al máximo el alimento. Posiblemente comamos apurados, sin masticar lo necesario, generando así una mala digestión. No importa que los movimientos de la masticación sean habituales, no importa que la comida que hay en el plato sea conocida. Cada comida es diferente y conviene mirar el acto de comer como algo sagrado, que merece toda nuestra atención y nuestro tiempo. Agradecemos la comida y masticamos al menos 36 veces cada bocado con total conciencia de lo que estamos haciendo, sabiendo que cada molécula de ese alimento nos llenará de energía y vitalidad.
-Al practicar taichi chuan, al hacer la forma, lo mejor es aplicar la mayor concentración. Pero ¿dónde enfoco la atención? En lo que está haciendo cada parte de mi cuerpo, en lo que está sintiendo cada parte de mi cuerpo, en respetar los detalles técnicos indicados por el maestro, en cómo el peso va cambiando de lugar, en cómo pierdo y recupero el equilibrio, en la conexión interna de las seis armonías, en el sentido de cada movimiento, en el aire que respiro y en cómo este aire que me rodea se desplaza con cada movimiento, en la luz del sol que baña mi cara. Al practicar de esta manera, el taichi chuan se convierte en arte, me nutre y me llena de energía.
-Uno de los grandes problemas de la actualidad es el debilitamiento o la pérdida de la atención. El constante bombardeo de estímulos y el exceso de información agota la atención, que se vuelve cada vez más frágil e incapaz de enfocarse y de discriminar lo importante de lo accesorio. La clave de nuestro poder personal radica en la capacidad de enfocar la atención a lo largo del tiempo. Al practicar de esta manera desarrollaremos un taichi chuan vivo y lleno de sentido. Pero además, estaremos recuperando y adueñándonos de nuestra atención, ese bien tan escaso en el mundo moderno.
-Gracias por escuchar.
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Autor: Daniel Fresno