¿Cuáles son mis poderes?
por Daniel Fresno—
Hoy quisiera hablar sobre el poder. Más precisamente, sobre el poder exterior, ese que se ejerce sobre los demás.
En la película «La liga de la justicia» hay un diálogo entre Bruce Wayne y Flash.
—¿Y cuáles son tus superpoderes? —pregunta Flash.
—Soy rico —responde Wayne.
El poder del magnate de ciudad Gótica es reconocido por todos. Pero hay muchos poderes además del dinero. El de la fuerza física, el de la belleza física, el de componer música, el de la palabra, el del conocimiento, etc. Pero nuestra relación con el poder exterior es contradictoria. El poder no tiene buena imagen. Hace unos meses recordábamos a Quino. El genial dibujante se destacó por mostrar la relación entre los poderosos y los «nadie», presentando a los primeros como seres prepotentes, arrogantes, injustos y tontos..¿Es así? ¿El poder vuelve malvada a la gente?
Todos buscamos la felicidad y creemos que seremos felices si nuestros deseos se cumplen. Para lograr nuestros deseos usamos nuestros poderes, pero no siempre somos concientes de ello. Nos resulta más fácil ver el poder en los demás, especialmente en aquellos que ponen límites a nuestro deseo.
El trabajador en relación de dependencia desea más salario y una jornada laboral más corta y ve al patrón como una persona poderosa porque pone límites a su deseo. El patrón desea reducir costos y aumentar ganancias, por eso ve a los sindicatos como organizaciones poderosas, porque ponen límites a su deseo.
Vemos el poder en los demás. Vemos a los poderosos como malvados, pero secretamente anhelamos tener poder. Al mismo tiempo, no somos plenamente concientes de nuestro poder ni de cómo lo ejercemos. Hay tres preguntas que podemos hacernos: ¿Cuáles son mis poderes? ¿Cómo los ejerzo? ¿Cuál es el impacto de mis poderes sobre los demás?
El patriarca de nuestra escuela, el maestro Wang Shu Jin medía casi dos metros y era muy fuerte. Tenía fama de luchador invencible y hubo muchos que fueron a desafiarlo. Antes de iniciar una pelea Wang le proponía al retador: «Te dejo que me golpees con todas tus fuerzas tres veces en la panza. Si después de eso todavía querés pelear, pelearemos». La mayoría se retiraba después de los tres golpes con los puños doloridos. Esta anécdota muestra que el maestro Wang sabía usar su poder físico con compasión y sabiduría.
El poder no es ni bueno ni malo. Repito, todos tenemos poderes y la clave está en cómo los usamos. ¿Los usamos guiados por el amor, la compasión y la sabiduría? ¿Los usamos guiados por el odio, la codicia y la ignorancia? Ahí está la clave. El poder que se ejerce con codicia, odio e ignorancia se gasta. El poder que se ejerce con amor, compasión y sabiduría, crece.
Gracias por escuchar.
—-
Si te parece que este texto puede serle útil a otra persona, no dudes en compartirlo.