El retorno de la barbarie

por Daniel Fresno

—Hace poco un alumno compartió un texto que encontró en internet —dije durante la clase de taichi chuan—. Es una anécdota protagonizada por la célebre antropóloga Margaret Mead y dice así:.

Una estudiante le preguntó una vez a la antropóloga Margaret Mead cuál era en su opinión la primera señal de civilización en una cultura.

La estudiante esperaba que la antropóloga hablara de vasijas de barro, puntas de flecha o piedras para afilar, pero su respuesta fue “Un fémur fracturado y sanado”.

Ante la cara de sorpresa de la alumna Mead explicó que en la naturaleza salvaje, cuando un animal se enferma o se rompe una pata, muere sin remedio porque no puede defenderse de los depredadores ni conseguir alimento. Ningún animal sobrevive con una pata rota el tiempo suficiente para que el hueso sane.

Por eso, los restos arqueológicos hallados de un fémur roto procedente de un homínido con signos de haber sido curado por otro homínido es el primer signo claro de civilización.

—Antes del surgimiento de la civilización, nuestros antepasados vivían en la barbarie y hacían como el resto de los animales. Cuando venía el león, echaban a correr y solo se salvaban los más fuertes y veloces. La barbarie se rige por la ley del más fuerte. Esta manera de actuar es efectiva en lo inmediato, pero a largo plazo, pone en peligro la supervivencia de la comunidad. Bajo la ley del sálvese quien pueda, los más débiles, como las mujeres y los niños, son devorados por el león. Y es sabido que sin mujeres y sin niños no hay futuro. La barbarie se basa en la satisfacción del deseo egoísta inmediato, pero pone en riesgo el futuro. Esto lo descubrió Darwin en sus investigaciones. Por eso decía que las comunidades más aptas, es decir las que sobreviven, son aquellas que cultivan lazos de colaboración y de ayuda mutua entre sus miembros.

Cuando en lugar de abandonar al que se fracturó, nos quedamos a cuidarlo hasta que sane, estamos postergando la satisfacción del deseo egoísta inmediato en pos de un beneficio mayor que llegará en el futuro. El que se fracturó el fémur sanará y ayudará al resto de la comunidad y todos resultarán beneficiados..

Amor y compasión

¿Qué entendemos por amor y compasión? Amor es desear el bien del otro y actuar para lograr ese bien. Compasión es desear aliviar el sufrimiento del otro y actuar para lograr ese alivio. La civilización es resultado de la práctica del amor y la compasión. Quien se quedó a cuidar al que tenía el fémur roto estaba ejerciendo el amor y la compasión En lugar de abandonar al herido para salvar el propio pellejo, lo ayudó a recuperarse y de esa manera toda la comunidad se benefició, porque hubo un miembro más para ayudar en las tareas de caza y defensa.

Al ejercer el amor y la compasión no solo estoy beneficiando al necesitado; también me beneficio yo. Estoy ejerciendo el amor y la compasión hacia mi yo del futuro. Invertir energía, tiempo y dinero en nuestros hijos no solo los beneficia a ellos, también beneficia a nuestro yo del futuro. Cuando renuncio a la satisfacción del deseo inmediato de comerme ese alfajor repleto de azúcar y grasas no saludables, estoy ejerciendo el amor y la compasión hacia mi yo del futuro.

De esta manera los humanos dejamos de correr cada uno por su lado y nos organizamos para enfrentar al león. Así nació la civilización y sus instituciones, como la familia y el Estado, que buscan priorizar el bien común sobre el interés individual egoísta.

El retorno de la barbarie

La civilización demostró ser efectiva para asegurar la supervivencia de la humanidad. Pero en los últimos tiempos algo está cambiando. La barbarie parece haberse puesto de moda. La ley del más fuerte, el supremacismo, y la violencia seducen a multitudes en todo el mundo y mucha gente elegiría la barbarie como forma de gobierno. ¿Qué está pasando? ¿Es que todos se volvieron locos? Es importante comprender que esto no ocurre por casualidad o por capricho de alguien. Este retorno de la barbarie tiene causas y condiciones favorables que lo hacen posible. Y la continuidad de la civilización depende de que podamos identificar esas causas y condiciones favorables y que actuemos sobre ellas.

Para que mi cuerpo se mantenga sano y con vida debo realizar ciertas tareas de mantenimiento todos los días. Tengo que respirar. Pero no de cualquier manera; tengo que respirar correctamente. Tengo que tomar agua. Pero no de cualquier manera; tengo que tomar agua correctamente. Tengo que alimentar cuerpo y mente. Pero no de cualquier manera; tengo que hacerlo correctamente. Tengo que hacer ejercicio físico. Pero no de cualquier manera; tengo que entrenar correctamente. Tengo que tomar sol. Pero no de cualquier manera; tengo que tomar sol correctamente. Tengo que descansar. Pero no de cualquier manera: tengo que descansar correctamente. Si realizo estas tareas cotidianas de mantenimiento mi cuerpo será fuente de alegría y vitalidad. Por el contrario, si me vuelvo perezoso y no hago el mantenimiento, mi cuerpo enfermará y se volverá una prisión.

Salir de la pereza

Con la civilización y sus instituciones pasa lo mismo que con el cuerpo. ¿De que manera la civilización se vuelve perezosa? Cuando las personas que la integran dejan de hacer lo correcto, para hacer lo que se les canta. Cuando priorizamos el deseo egoísta inmediato por encima del interés común, Cuando ocurre esto la civilización se debilita y enferma. La barbarie es la enfermedad de la civilización.

La barbarie avanza porque la civilización dejó de creer en los valores que le dieron origen. Las personas que dan vida a las instituciones de la civilización cada vez creen menos en el poder del amor y la compasión y cada vez creen más en el sálvese quien pueda,.

¿Y qué pasa cuando las instituciones creadas para velar por el bien común están manejadas por personas que solo velan por su bien personal? La gente deja de creer en las instituciones y no encuentra ninguna ventaja en defenderlas. Así la barbarie se hace fuerte.

Es urgente detener el avance de la barbarie. Pero si lográramos detenerla, es indispensable al día siguiente empezar a trabajar en dos terrenos al mismo tiempo. Por un lado dejando de alimentar las causas y condiciones favorables que la alimentan. Por el otro, fortalecer en cada persona y en las instituciones los principios que dieron nacimiento a la civilización: el amor y la compasión, guiados por la sabiduría. Si no lo hacemos, la barbarie regresará con más fuerza.

Gracias por escuchar.


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