¿Por qué caemos en estafas?

por Daniel Fresno—
¿Sabías que incluso las personas más inteligentes pueden caer en una estafa?
No importa cuánto creas saber. Los estafadores son expertos en el arte de manipular la mente humana. Hoy veremos qué aspectos de nuestra mente nos hacen vulnerables a las estafas y de qué manera los delincuentes los aprovechan para vaciarnos la billetera. Veremos casos reales y, lo más importante, exploraremos herramientas para evitar ser la próxima víctima.
El origen de todo
Durante los nueve meses que estuvimos en el seno materno éramos uno con el universo. Pero desde el momento en el que se corta el cordón umbilical nos sentimos separados del universo. A partir de ahí dedicamos todos nuestros esfuerzos a recuperar esa conexión perdida. Lamentablemente la mayoría de nosotros lo hacemos siguiendo caminos que conducen a más sufrimiento.
¿Qué es lo que hacemos torpemente para no sentirnos desconectados? Buscamos conquistar el mundo, ese universo que sentimos ajeno y hostil. Nos dedicamos a tomar lo que deseamos y a destruir lo que sentimos como una amenaza. Y en esa guerra de conquista queremos ante todo GANAR.
Queremos ganar más de lo que ya tenemos. Queremos ganar más que los demás. Y aquí es necesario aclarar que este deseo de ganar no se limita únicamente al dinero y los bienes materiales. También deseamos ganar y acumular placeres sensoriales. Deseamos ganar y acumular prestigio, influencia y poder. Deseamos ganar y acumular halagos, elogios y “me gusta”
Cuanto más aferrados estamos a ese deseo de ganar, más vulnerables nos volvemos a las estafas. Así como los tiburones pueden oler la sangre a varios kilómetros, los estafadores pueden oler el deseo de ganar más.
Trucos de los estafadores
Los estafadores no necesitan ser más inteligentes que vos. Solo necesitan saber cómo funciona tu mente. Saber dónde tenés puesto tu deseo de ganar.
Uno de los recursos usados por los estafadores es el miedo a perderse algo importante. Imagínate que todos tus conocidos están ganando dinero con una nueva inversión y tu mente entra en pánico y te dice esto: “Tenés que entrar en ese negocio ya mismo. De lo contrario quedarás afuera para siempre”. En este caso estás en riesgo de caer en una estafa. Muchas estafas con criptomonedas “milagrosas” ofrecen ganancias fabulosas en poco tiempo. La gente común invierte todos sus ahorros por miedo a perderse la gran oportunidad de su vida y finalmente pierden todo.
Otro recurso usado por los hampones es el sesgo de autoridad. Imagínate que alguien con mucho poder, prestigio o fama recomienda una nueva inversión. Si tu mente te dice esto: “Si lo dice este tipo, que es importante, rico y famoso, debe ser cierto”. Estás en riesgo de caer en una estafa. Las celebridades cobran una suma por publicitar la estafa, pero no invierten su dinero ahí.
Hace poco el presidente argentino promocionó el proyecto $Libra. Muchas personas que confiaban en él como experto en cuestiones económicas, invirtieron ahí todos sus ahorros, que en pocas horas se esfumaron.
Podés darte cuenta de que estás ante una estafa cuando te prometen ganancias fabulosas en poco tiempo y sin esfuerzo. En el año 2017 la criptomoneda Bitconnect prometía rendimientos mensuales del 20%. En poco tiempo miles de personas perdieron todos sus ahorros.
Manipulación emocional
Los estafadores manipulan emocionalmente a sus víctimas. Por ejemplo haciéndonos sentir especiales únicos y afortunados al tener acceso a una “oportunidad única”. Imagínate que nos quieren vender un cuadro falso. El vendedor nos dice: “Esta es una obra de Leonardo Da Vinci que mi abuelo tenía en su casa y que heredó de sus antepasados. Es un tesoro familiar, Pero mi querido abuelo falleció y necesito venderlo. Te lo ofrezco a vos porque me doy cuenta de que no sos como los demás. Sé que sos un tipo culto y sabes apreciar una obra de arte. Mi abuelo estaría feliz de saber que el cuadro quedó en tus manos». En este caso el estafador nos halaga y nos hace sentir especiales. Si estamos aferrados al deseo de recibir elogios, es probable que caigamos en la trampa.
Otras veces el estafador usa una jerga técnica para confundir. Por ejemplo te dice: “Vos viste cómo es esto. Al incrementar el flujo de stock estamos generando un workflow retrógrado sobre el swap de la rentabilidad anual compuesta. ¿Te das cuenta? No hay por qué preocuparse”. Al usar un lenguaje tan complicado y buscar nuestra complicidad, nos inhibe de hacer preguntas porque no queremos parecer ignorantes. Aquí el estafador usa como palanca nuestro deseo de ganar prestigio.
El estafador nos presiona psicológicamente para que tomemos decisiones rápidas y sin pensar demasiado alegando una escasez ficticia. Nos tiran mensajes como estos: “Solo quedan cinco lugares. Esta oferta termina en 24 horas. Si hacés tu pedido en los próximos 5 minutos, obtendrás un descuento del 20%. Llama ya”. Aquí nuevamente el estafador usa la palanca del miedo a perderse algo importante y en el caso de las personas envidiosas, es el miedo a que eso importante se lo quede otro.
Un vínculo saludable con el deseo
Caer en un fraude no significa que seas tonto. Significa que el estafador conoce cómo funciona tu mente mucho mejor que vos. Hasta aquí vimos como el estafador manipula a su víctima usando como palanca su deseo de ganar más. La solución no es evitar el deseo o combatirlo. No se trata de encerrar al deseo en un sótano oscuro bajo cuatro llaves. Tampoco se trata de ser esclavos ciegos del deseo. Aspiramos a construir un vínculo saludable con el deseo y en esto la meditación puede ser una herramienta muy valiosa. Se trata de mirar hacia adentro y descubrir de qué maneras el deseo nos impulsa a pensar, a sentir, a hablar y a actuar en un sentido o en otro.
Vivir es como navegar un barco a vela. Conocer nuestros deseos es conocer los vientos que soplan y que pueden cambiar el rumbo de nuestro barco. Al conocer esos vientos evitaremos ser manipulados y podremos elegir conscientemente nuestro destino.
Gracias por leer.
Que tengas paz y alegría.