La pequeña Iluminación de G.

por Daniel Fresno

Mucha gente interesada en el cultivo espiritual busca la Iluminación como quien busca un tesoro escondido al final del arco iris. Se supone que hay que recorrer un largo y sacrificado camino para llegar finalmente a la meta: la Iluminación. Esta idea está presente en la mayoría de los cuentos zen, en los que el protagonista alcanza la Iluminación a partir de una palabra de su maestro o de una experiencia particular, como muestra el dibujo que encabeza esta nota. Hay un momento especial y único en el que el protagonista se convierte en un iluminado, así como el estudiante recibe su diploma universitario el día de la graduación.

Por cierto, la Iluminación existe, es real, pero no ocurre como en las leyendas. No es un evento único, sino algo que se va dando gradualmente, en etapas, a través de saltos pequeños o grandes, a medida que se avanza en la práctica. Y este proceso nunca termina, porque como dice el refrán: «Por arriba del cielo siempre hay otro cielo».

Pero ¿qué es lo que ilumina la Iluminación?

G. viene a los encuentros de Entrenamiento Fusión.  Desde hace muchos años padece un dolor que se irradia hacia un brazo. Probó todo tipo de tratamientos, modernos y tradicionales, pero ninguno actuó sobre el origen del problema: un muy arraigado hábito postural. Durante la práctica enfocamos su atención en las estructuras óseas y musculares involucradas y los movimientos que hacen aparecer y desaparecer el dolor. En estos días G. tomó conciencia del hábito que le viene provocando tantos malos momentos. «Me di cuenta que estoy todo el tiempo con la escápula elevada y el hombro y cuello en tensión. Y no es porque esté estresado; es una costumbre», dijo el otro día. Esto que experimentó G. es una pequeña Iluminación. Logró echar luz sobre un área de su ser que estaba en penumbras; logró hacer visible un hábito muy arraigado que le está haciendo daño. Y este es el primer paso para poder superarlo y reemplazarlo por un hábito más saludable. Porque los hábitos tienen ese talento: se hacen invisibles y para poder verlos hace falta más luz. Eso es lo que ilumina la Iluminación.

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