¿Qué radio estoy escuchando?
Existe una profunda conexión entre todos los seres vivos. El ejemplo de la radio es muy útil para ilustrar esto. Ahora mismo hay decenas de ondas de radio transmitiendo mensajes por el éter. ¿Por qué no las escucho? Porque tengo apagado el radio-receptor
por Daniel Fresno —
Me escribió una alumna que vive en Europa. Contaba que quería retomar la práctica para recuperar una armonía perdida y que estaba pensando unirse a las clases grupales via internet. La animé a incorporarse y dije que la energía del grupo es muy potente y le llega a cada uno de los integrantes. Participar de manera conciente del ritual de los jueves y domingos genera una comunicación sin palabras que nos une a pesar de las distancias.
Ella me respondió: «Ojalá que esa energía grupal de la que hablás cruce el océano y me llegue». En esta frase hay esperanza, pero también hay una pizca de escepticismo. Y está bien. Muchas veces les dije que es saludable dudar. Después de todo ¿qué es eso de la energía grupal? ¿Realmente existe? Es lógico dudar de algo que no se puede ver ni medir.
La energía de la comunidad existe. A veces es más fácil creer en ella cuando uno está rodeado de las otras personas, practicando en el parque. En ese caso, estando todos a poca distancia, podemos vernos, tocarnos y escucharnos. Hacer taichi chuan todos juntos, bien cerca unos de otros, hace que sintamos cierta conexión con los demás. Pero yo pregunto ¿es realmente la cercanía física la que nos hace sentir conectados con los otros?
La actitud mental
La proximidad física no garantiza conexión ni comunicación. Millones de parejas conviven bajo el mismo techo y sin embargo no hay comunicación y ambos experimentan una profunda soledad.
La clave de la conexión está en la actitud mental, no en la distancia física. Hoy millones de personas son incapaces de conectarse consigo mismas. Y eso que están cerca. Y no estoy hablando de una conexión con niveles profundos del ser; hablo de la incapacidad de hacer que el propio pie realice un movimiento simple.
Sin embargo, existe una profunda conexión entre todos los seres vivos del planeta. El ejemplo de la radio es muy útil para ilustrar esto. Ahora mismo hay decenas de ondas de radio transmitiendo mensajes por el éter. ¿Por qué no las escucho? Porque tengo apagado el radio-receptor. Para poder escuchar el mensaje radial tengo que encender el receptor y ubicar correctamente la antena. Además, puedo cambiar la sintonía y elegir qué mensaje escuchar.
Cuestión de sintonía
Es importante entender que todos somos emisores y todos somos receptores. El drama radica en que no estamos manejando bien esta maravillosa herramienta de comunicación, por las siguientes razones:
A veces tenemos el receptor apagado. No escuchamos el mensaje que viene de nuestro interior y tampoco escuchamos el mensaje que viene de los demás seres vivos y de la Naturaleza. Buena parte de nuestra sensación de soledad y desconexión viene de esta incapacidad para sintonizar con nosotros y con los demás. No sabemos escucharnos y no sabemos escuchar al otro. ¿Cuántas veces sentimos que no éramos escuchados por la otra persona a pesar de que estaba ahí frente a nosotros?
Yo estoy todo el tiempo conectado con todo. Con mi mente, con mis tripas, con mi respiración, con la tierra, el sol, los animales, las plantas, la comida que como, los vecinos, el mundo. Nada de la vida me es ajeno. Buena parte del día estoy planeando la próxima clase, buscando cómo comunicar una idea, cómo ayudar a tal o cuál alumno a superar la traba que le impide avanzar. revisando las enseñanzas de mi maestro.
Otras veces estamos sintonizando la radio equivocada. Vivimos en un sistema cuya objetivo principal es ganar más dinero y poder. Para ganar más el sistema necesita que compremos cosas que no necesitamos. ¿Cómo logra eso? Primero, cortando los lazos que conectan a las personas consigo mismas y con la comunidad. De esta manera, dejamos de ser ciudadanos para convertirnos en consumidores. Luego, nos convencen de que estamos solos y vacíos y que para llenar ese vacío hay que comprar cosas. De esta manera la única conexión válida y satisfactoria es la que se establece entre el cliente y el mercado.
Un cable a tierra
Este es el mensaje que transmite «Radio Mercado». Su programación es variada y atractiva y le gusta mucho a la mente egoísta y especulativa. Por eso tanta gente la sintoniza. Pero se vuelve alienante si es la única radio que oímos. Todo el tiempo, todo el universo interno y externo están emitiendo su mensaje y es saludable y enriquecedor escucharlo. Es como un cable a tierra. Cada vez que cerramos los ojos y enfocamos la atención en nuestra respiración estamos sintonizando esa radio interior. Si sostenemos la práctica a lo largo del tiempo llegaremos a captar la voz sabia y amorosa que late dentro de nosotros. Es la voz que tiene la respuesta a las preguntas que nos aquejan.
Cada jueves y domingo, al reunirnos a practicar, realizando los mismos movimientos, sin palabras, pero con una total concentración, estamos conectándonos. Al cumplir nuestro ritual estamos generando una energía colectiva que llega a todos los que estén haciendo lo mismo con la misma actitud mental.
Pero además, no solo nos conectamos con personas que están lejos; también nos conectamos con los antepasados que desarrollaron esta tradición. Cada vez que me pongo a practicar taichi chuan o bagua o xingyi en solitario, me estoy conectando con mi maestro, con mis compañeros de práctica y con todos los maestros legendarios que hicieron grandes estas artes. Esta conexión atraviesa la distancia y el tiempo. El universo es una gran red de pescador y cada uno de nosotros es un nudo de esa red. Lo que uno hace tiene un impacto sobre todos los demás, sin importar la distancia.
Dar sin esperar nada a cambio
Otro problema con la soledad y la sensación de desconexión es que muchas veces nos sentimos así porque estamos esperando recibir. Pero no olvidemos la via que nos conecta con el universo es de ida y vuelta. No solo podemos recibir, también podemos dar. De hecho la conexión más sublime y placentera ocurre cuando damos sin esperar recibir nada a cambio.
Cuando se sientan solos, abandonados o aislados, no esperen que alguien venga al rescate o que les caiga algo del Cielo. Vayan ustedes a buscar, dispuestos a escuchar con todos los sentidos. Cierren los ojos y vayan hacia adentro, como cuando practicamos chan chuang o meditamos, sin esperar alcanzar la Iluminación. Si no quieren ir hacia adentro, pueden conectarse con el otro, con la actitud de quien está dispuesto a escuchar. No hay nada que una más a dos personas que la escucha incondicional y compasiva. Si no hay nadie cerca, conéctense con el espacio que ocupan. Limpien su casa, de manera minuciosa y amorosa. Planten plantas, réguenlas y cuídenlas. Practiquen taichi chuan o chi kung con total concentración. Al hacerlo se estarán conectando con ustedes, conmigo y con todos los compañeros de práctica.
Gracias por escuchar.