Mente, inmunidad y coronavirus
—En estos días hay mucha preocupación por el coronavirus en todo el mundo —dije durante la clase de taichi chuan—. En nuestro país ayer se produjo la primera muerte: un señor que ya estaba muy debilitado por dos enfermedades crónicas.
Es importante estar atentos y seguir las medidas de higiene que indican los médicos, como lavarse las manos frecuentemente y evitar tocarse la cara. Pero también es muy importante no darse manija, no permitir que el miedo nos controle.
Por ahora en China, más del 70% de las personas enfermas por el coronavirus se recuperaron por completo. Y como con cualquier agente patógeno, lo más importante son los mecanismos de defensa del organismo. Si el sistema inmunológico está fuerte, es poco probable que la persona se enferme. Y si se enfermara, probablemente sufra síntomas leves y se recupere pronto. De hecho, los muertos por coronavirus eran personas que estaban inmunológicamente débiles.
¿Cómo hacer entonces para mantener fuerte el sistema inmunologico? A nivel físico hay cuatro factores a cuidar:
-Buena respiración
-Buen descanso
-Buena actividad física
-Buena alimentación
En este último punto, el de la alimentación, recordemos que la flora intestinal juega un papel muy importante en la fortaleza del sistema inmunológico. Los probióticos ayudan a regenerar la flora intestinal. Entre los probióticos encontramos el kéfir, la combucha y los alimentos fermentados como el chucrut y el yogur casero. Los prebióticos alimentan a la flora intestinal. Entre los prebióticos encontramos las frutas de estación y los granos integrales. Comer probiòticos y prebióticos ayudará a mantener fuerte nuestro sistema inmunológico.
Pero también es muy importante cuidar la mente, porque una mente dispersa, con miedo, estresada y fuera de control también debilita las defensas del organismo.
Hoy se sabe que el estrés crónico debilita al sistema inmune. También está demostrado por varios estudios científicos que la práctica regular del taichi chuan ayuda a disminuir el estrés. (Ver nota) Por eso, muchos médicos de China recomiendan practicar taichi chuan para prevenir el coronavirus y para acelerar la recuperación de los enfermos.
El mantra que recitamos al comienzo de la clase sirve, entre otras cosas, para aquietar la mente. Esto es muy valioso, porque una mente dispersa, angustiada, atemorizada y fuera de control se comporta como un peligroso enemigo.
La mente humana es capaz de grandes prodigios y nuestra práctica no apunta a «dejar de pensar». No queremos, como escuché decir a alguien una vez: «matar la mente». Nuestra mente es maravillosa y entrenamos para ponerla a nuestro servicio.
La memoria y la imaginación son dos funciones mentales extraordinarias. Pero a veces el recuerdo de una experiencia dolorosa del pasado nos impide ver con claridad la situación presente. Otras veces, el imaginar un futuro doloroso también nos impide ver con la claridad el presente y enfrentarlo de manera conveniente.
Quiero contarles un experiencia personal. Hace pocos dias me sacaron una muela que estaba enferma y no tenía arreglo. En mi vida tuve muchas experiencias desagradables con odontólogos, que se potenciaron por la mente. Mi memoria traía al presente recuerdos de dolores pasados y mi imaginación generaba ficciones de terror. La combinación de estos dos factores hacían de la visita al odontólogo una experiencia de gran sufrimiento.
Pero gracias al entrenamiento de chi kung y taichi chuan hoy puedo hacer que mi mente se comporte como mi aliada y no como mi enemiga.
El primer dolor a enfrentar era el de la pérdida. El dolor de perder una muela, una parte de mi cuerpo que me acompaña desde los primeros años de vida y que me ayudó a masticar la comida que me permite vivir. La primera tarea mental fue reconocer que la extracción era necesaria e inevitable.
El otro dolor a enfrentar era el fìsico. El dolor a la aguja de la anestesia, al forcejeo de la extracción y el dolor del posoperatorio. La primera tarea mental respecto a la anestesia fue reconocer que era necesaria, porque sin ella la experiencia de la extracción sería mucho peor.
Mientras estaba en la sala de espera recitaba el mantra. Cuando llegó el momento de recibir la anestesia mi mente se enfocó en la respiración, en relajar todos los músculos de la zona y en darle la bienvenida a la aguja y al líquido de la anestesia.
Cuando llegó el momento de la extracción propiamente dicha, seguí enfocado en la respiración, al tiempo que le agradecía a la muela todos los servicios que me brindó durante tantos años y me despedía de ella, dejándola ir.
El odontólogo sacó la muela, pero advirtió que una raíz había quedado dentro. Buscó una pinza especial y volvió a forcejear. Mientras hacía esto, yo seguía enfocado en la respiración y en dejar ir mi muela. Cuando todo terminó, el doctor me dijo que al irse la anestesia, seguramente me iba a doler y me recomendó tomar ibuprofeno.
Llegué a casa y como disponía de unas horas libres, me puse a meditar. Apliqué la técnica de reparación de chi kung – conciencia para acelerar la cicatrización y no tomé ningún analgésico. Cuando el efecto de la anestesia pasó, no experimenté dolor ni inflamación.
Nada de esto es magia o poderes especiales. No es «dejar de pensar»; es entrenar la mente para que se comporte como una aliada y no como una enemiga. Una mente que trabaja a nuestro servicio ayuda a que el sistema inmunológico se mantenga fuerte, lo que nos protege de muchas enfermedades.
Gracias por escuchar.
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Autor: Daniel Fresno