¿Lo estoy haciendo mal?
Durante la clase de taichi chuan una alumna nueva me decía que le costaba realizar el primer movimiento de la forma, ese en el cual los pies, que estaban tocándose, se separan, quedando uno a la izquierda y otro a la derecha, sobre una misma línea. Me decía que un pie le quedaba más adelante que el otro.
—Eso pasa porque a veces tenemos una percepción corporal distorsionada. —dije—. Imaginate que yo estoy habituado a pararme torcido. Si alguien me dijera: «Párese derecho», yo adoptaría la postura que creo que es mi postura derecha, pero si me mirara al espejo descubriría que estoy torcido. Mi percepción corporal está distorsionada por el hábito. A vos te pasa algo parecido. Tu percepción corporal te dice que los pies están bien alineados, pero al mirarlos descubrís que hay uno más adelante que el otro. Le pasa a muchas personas. Eso se corrige llevando la atención y la mirada a lo que están haciendo los pies. A través del entrenamiento conciente sostenido a lo largo del tiempo podrás hacerlo sin mirarlos.
—¿Eso significa que lo estoy haciendo mal? —preguntó la alumna.
—Esa es una pregunta con trampa —dije—. Reconocer que estás haciendo las cosas «mal» implica pensar en términos de bien y mal. Esta mirada dualista no ayuda a comprender la complejidad del proceso de aprendizaje. En realidad lo que hacemos cuando aprendemos taichi chuan u otro arte es un camino hacia la perfección. Si practicamos con disciplina, paciencia y concentración podremos mejorar y alcanzar un nivel superior al que teníamos antes. Por eso, durante las clases, si el alumno supera alguna dificultad que tenía antes, prefiero decirle: «ahora está mejor», en lugar de decir «ahora está bien». Decir que lo estás haciendo «bien», sería como decir que alcanzaste la perfección. Y eso no es cierto.
Nuestra práctica es como subir una montaña cuya cima desconocemos. Podemos subir, bajar o quedarnos en el mismo nivel, pero, como dice mi maestro, «por encima del cielo siempre hay otro cielo». Es decir, siempre hay algo más por descubrir y aprender, siempre podemos mejorar, siempre podemos alcanzar un nivel superior. Por el contrario, creer que ya alcanzamos la cima marca el comienzo de la caída.
Al decir «estoy mejor que antes» o «estoy peor que antes» estamos comparándonos con quien fuimos ayer. Esta es la comparación más saludable: con uno mismo. Compararnos con otros, en cambio, solo nos traerá problemas. Sentirnos mal porque otro está en una mejor posición o sentir soberbia porque estamos mejor que otros no hará más que distraernos de nuestro camino. Cada persona está en un peldaño distinto de su montaña. Lo mejor es enfocarnos en el peldaño en el que estamos ahora y tratar de subir al siguiente.
Gracias por escuchar.
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Autor: Daniel Fresno