Cuarentena y Soledad
Si quedarte a solas con vos se volvió una experiencia incómoda necesitás poner orden en tu casa y volver a hacerla un sitio agradable. Hasta que no lo hagas no tendrás paz y vivirás en un estado de conflicto interno constante.
por Daniel Fresno—
En el encuentro del jueves pasado recitamos el mantra pensando en las personas que están atravesando la cuarentena en soledad, más precisamente en las personas que están sufriendo la soledad. Digo esto porque la soledad no siempre se sufre. La soledad también puede disfrutarse. Todos sabemos que la convivencia no es fácil. Incluso viviendo con gente a la que amamos a veces sentimos la necesidad imperiosa de estar solos.
Por otro lado, todos tenemos dentro una fuente universal de amor y sabiduría. ¿Quién puede sentirse solo estando en contacto de ese festival inagotable de energía y vitalidad? Si aún no logramos descubrir esa fuente interior, la cuarentena es un momento excelente para ir en su búsqueda.
¿Por qué cuando estamos aislados anhelamos estar con otros y cuando estamos con otros anhelamos la soledad? Porque a nuestra mente le cuesta enfocarse en el presente. Si hoy la cuarentena nos impide salir, aceptemos esa realidad y aprovechémosla para volcar nuestra atención hacia el mundo interno. Si lo exploramos descubriremos maravillas. Algún día la cuarentena terminará y habrá que salir y ya no será tan fácil la búsqueda interior. Este es el momento de sacarle jugo al aislamiento.
Pero veamos más en detalle el tema de la soledad. Hoy millones de personas están sufriendo porque se sienten solas. La sensación de soledad nos hace sentir desconectados de los demás. Pero la desconexión más dolorosa es la desconexión de uno mismo. ¿Y por qué tanta gente vive desconectada de su mundo interior? Porque ese mundo se volvió un sitio indeseable, un sitio al que no dan ganas de volver.
Hace poco el dibujante argentino Max Aguirre publicó una tira que habla sobre esto. El personaje de Aguirre dice: «El problema del encierro es no poder irse muy lejos de uno mismo». La cuarentena nos impide escapar de nosotros mismos y eso nos hace sentir mal, porque no nos gusta lo que hay dentro nuestro.
Habitamos nuestro cuerpo y mente como quien habita una casa, la propia casa. Imaginemos esta situación. Hace tiempo que no limpiamos la casa y empezaron a aparecer cucarachas atraídas por los restos de comida que hay por todas partes. Como tampoco limpiamos el baño, también hay mal olor. En el terreno del fondo hace mucho que no cortamos el pasto y crecen malezas tan altas que lo hicieron impenetrable. Además, como parece abandonado, los vecinos de los edificios linderos tiran ahí su basura. Vivir en un sitio asi es desagradable y es lógico que no quieras entrar ahí.
Imaginemos ahora esta otra situación. Como limpiamos y ordenamos regularmente la casa está libre de alimañas y huele bien. Además, como cortamos el pasto y plantamos plantas que atendemos con dedicación, el terreno del fondo se volvió un bello lugar ideal para sentarnos a tomar sol y pasar un buen momento. Vivir en esa casa es una experiencia placentera y es lógico que uno desee volver ahí al terminar la jornada.
Si quedarte a solas con vos se volvió una experiencia incómoda necesitás poner orden en tu casa y volver a hacerla un sitio agradable. Hasta que no lo hagas no tendrás paz y vivirás en un estado de conflicto interno constante. Además, al poner en orden tu mundo interno también podrás vincularte de manera más sana con los demás.
En ese proceso de auto-conocimiento descubrirás dentro tuyo esa fuente inagotable de amor y sabiduría que mencionamos al principio. El contacto con esa luz interior te dará paz, placer y plenitud. Ya no necesitarás buscar en otros el placer y la plenitud porque habrás descubierto la manera de generarlos dentro tuyo. Al no tener que vincularte con otros por necesidad podrás vincularte simplemente por amor. ¿Hay algo mejor que eso?
Esa tarea de poner orden en tu mundo interno solo vos podés hacerla. ¿Cómo empezar? El primer paso es dejar de escaparse. El siguiente paso es aquietar la mente y luego observarla con plena atención para descubrir y entender cómo funciona. Es una tarea que exige disciplina, paciencia y concentración. Las herramientas que usamos para lograr esto son la meditación, el chan chuang u otras prácticas meditativas.
Si vos querés meditar pero no te animás a empezar o te cuesta sostener la práctica, podés encontrarte con nosotros a meditar los lunes, miércoles y viernes a las 8:30 de la mañana (hora argentina) en este enlace:
Si querés practicar chan chuang, podés acercarte los jueves y domingos a las 10 de la mañana (hora argentina) en este enlace.
Gracias por escuchar.