¿Por qué ponemos la lengua así?
por Daniel Fresno—
—¿Por qué cuando hacemos zhan zhuang ponemos la lengua de esa manera? —preguntó Diego durante la clase de taichi chuan.
—Hay dos razones. La primera es facilitar la circulación de la energía en la órbita microcósmica. La energía sube por atrás por el Vaso Gobernador y llega a la coronilla y desde ahí empieza a bajar por la parte anterior de la cabeza hasta llegar al punto donde se encuentran los dientes incisivos con la encía. Al apoyar ahí la punta de la lengua, ésta funciona como un puente que permite una conexión fluída hacia el Vaso Concepción, y así se cierra el circuito.
¿Esto significa que si no pongo al lengua de esa manera la energía deja de circular por ´la órbita microcósmica? No, la energía circula igual. Pero cuando ponemos la lengua de esta manera, lo hace de manera más fluída y abundante.
La segunda razón tiene que ver el vínculo entre la lengua y el corazón. El corazón siente las emociones de los demás órganos y expresa la mente emocional. La lengua es el órganos de los sentidos que tiene más íntima relación con el corazón. Cuando la mente emocional está agitada esta agitación se manifiesta a través de la lengua. A veces la persona habla de manera compulsiva y otras veces la lengua expresa la agitación sin hablar, poniéndose rígida o moviéndose sin parar.
Al relajar la lengua y al hacerla cumplir una determinada postura estamos ayudando a aquietar la mente emocional. Estamos también educando la atención en un área especialmente importante: «¿Qué estoy haciendo ahora con la lengua?». Ser capaces de estar atentos a lo que hace la lengua cuando hablamos, cuando comemos y cuando estamos en silencio nos ayudará a liberarnos de patrones de conducta compulsivos y nos evitará grandes sufrimientos.
¿Todo esto que dije significa que hay una única manera de poner la lengua? No, durante la práctica de chi kung aprendemos diferentes posturas de la lengua que tienen determinados propósitos en ciertas prácticas. Pero ese es otro tema.
Gracias por escuchar.
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Gracias por leer, Mónica.