Ser paz en medio de la guerra

por Daniel Fresno

—Durante la práctica buscamos enfocar la atención en la respiración y en lo que estamos haciendo y sintiendo en el cuerpo —dije durante la clase de taichi chuan—. Ese volcar la atención hacia adentro es el primer paso de un viaje de auto-descubrimiento y auto-transformación que no tiene fin. En esa aventura interior vamos a descubrir fabulosos tesoros y ahora quisiera referirme a dos de ellos. Podemos descubrir nuestra energía esencial y eso nos hará sentir fuertes y completos. Quien se conecta con su energía esencial se siente seguro y positivo ante las adversidades de la vida porque sabe que tiene recursos internos para afrontarlas. También podemos conectarnos con nuestro sufrimiento y transformarlo en compasión y sabiduría.

La mayoría de las personas tienen su atención volcada exclusivamente hacia afuera. Al estar desconectados de nuestra energía interna vivimos con miedo, sintiéndonos carentes y vulnerables ante un mundo lleno de incertidumbre y peligros..Al no saber cómo transformar nuestro sufrimiento, lo reprimimos y adormecemos con drogas, alcohol y consumo compulsivo. Lógicamente, cuando reprimimos nuestros monstruos, empezamos a verlos en los demás. y eso genera más miedo, pues nos sentimos rodeados de maldad. Cuando nuestra atención está exclusivamente enfocada en el mundo exterior somos excelentes consumidores, pero vivimos esclavos del miedo. Y el miedo es el combustible del odio.

Dejar de alimentar la semilla del miedo

En estos días nadie habla de la pandemia de covid-19; todos hablan de la guerra. No es que la guerra haya empezado ahora. Antes también hubo países poderosos que bombardeaban a países más pequeños, pero esa barbarie no aparecía en la televisión porque los que tiraban las bombas eran «los buenos».

La guerra es un enorme negocio y hay intereses poderosos que la impulsan. Para esos intereses no es importante ganar o perder; lo importante es que haya guerra. Hay al menos dos grandes negocios en la guerra: venderle armas a los que pelean y luego reconstruir lo que fue arrasado por las bombas. La guerra genera grandes ganancias para unos pocos y gran sufrimiento para el resto de la Humanidad. Y para que algo tan doloroso como la guerra sea posible es indispensable que la sociedad la acepte como algo inevitable, necesario o incluso, deseable.

En esta tarea, preparar la mente de la gente para la guerra, los medios de comunicación y la industria cultural juegan un papel fundamental. Definiendo enemigos a eliminar, alimentando la semilla del miedo y el odio en la mente de sus lectores y espectadores. Los periodistas y creadores de contenido tienen una enorme responsabilidad. Pueden fomentar en la sociedad el miedo, la codicia, el odio y la ignorancia o por el contrario, pueden alentar el pensamiento crítico. la cooperación y la comprensión.

Los demás también tenemos una gran responsablidad. Podemos seguir consumiendo y repitiendo contenidos que envenenan la mente o por el contrario, podemos enviar un claro mensaje dejando de consumirlos.

Lograr la paz interior

Las personas llenas de miedo son las más fáciles de arrastrar hacia la violencia. Cada uno de nosotros, al conectarnos con nuestro mundo interior estamos quitándole fuerza a la semilla del miedo. Si entramos en contacto con nuestra esencia luminosa nos habremos liberado del miedo. Si transformamos nuestro sufrimiento, habremos ganado sabiduría y compasión. Cuando nuestra mente está libre de miedo y llena de compasión, se termina la guerra interna y estamos en paz. Cuando somos paz nadie puede manipularnos para convertirnos en soldados de guerras ajenas.

¿Esto significa que hay que meditar e ignorar la guerra y las cuestiones políticas? Claro que no. Desentenderse de la acción política es irresponsable. Pero también en política es importante actuar de manera sabia y conciente, motivados por la compasión y la búsqueda del bien común.

Por eso los invito a practicar con plena atención, durante todo el día. No digo que hagan taichi chuan o chi kung las 24 horas, sino que apliquen a las actividades cotidianas el mismo nivel de concentración que cuando están en clase. No importa la tarea, sea barrer el piso, escribir un correo electrónico, o realizar una cirugía de corazón, estaré plenamente conciente, en cada instante, de lo que estoy haciendo y del impacto de eso que estoy haciendo en mí y en el mundo que me rodea.

Gracias por escuchar.

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