Cambiar la mirada

por Daniel Fresno

Este domingo hizo mucho calor. Además había bastante humedad y baja presión. La pesadez del clima y el calor era el tema obligado de cada alumno que llegaba a la clase. Luego de recitar los Cinco Recordatorios, dije:

—El quinto recordatorio dice: «Mi única pertenencia son mis acciones». Entendemos por acciones, no solo lo que hacemos, sino también lo que decimos y pensamos. Es decir, nuestra manera de mirar e interpretar la realidad es también un acto. Y tiene consecuencias.

Sin duda hoy hace calor y esto es algo que no conviene ignorar. Por eso tratamos de evitar el sol directo, tomamos más agua, comemos liviano y adaptamos la intensidad del entrenamiento a esta realidad objetiva.

Pero enfocar la mente en lo agobiante de la situación no ayuda. Los invito a cambiar el ángulo de la mirada. Por ejemplo, pensar en la cantidad de dinero que la gente paga para entrar a un sauna y pasar calor y transpirar. Todo eso lo podemos hacer ahora aquí, al aire libre y gratis. La piel es el segundo pulmón del cuerpo. Respiramos a través de ella y en verano los poros están más abiertos y eliminan las toximas acumuladas a lo largo del año. Durante muchos años fui fumador y en esa época, cuando llegaba el calor, mi ropa quedaba manchada de marrón por toda la nicotina que eliminaba con la transpiración. Debemos estar agradecidos por este desintoxicante sauna que nos regala la Naturaleza una vez al año.

Pensemos también que ahora hay 31 grados de temperatura, pero nuestra temperatura corporal está entre 36 y 37 grados. Está más fresco afuera que adentro nuestro. Y suponiendo que afuera hiciera más de 37 grados, pensemos que nuestro cuerpo siempre se mantendrá estable entre 36 y 37 grados. Pensar de esta manera ayuda a sobrellevar el calor. Enfocar la mente únicamente en lo agobiante de las altas temperaturas nos agobia más todavía.

Digo todo esto para mostrar que la clave está en la manera en que miramos la realidad. ¿Alguna vez tuvieron mucha fiebre en verano? Una vez yo tuve casi 40 grados de fiebre en pleno verano. Tiritaba y sentía mucho frío y necesitaba abrigo. Me tapaba con varias frazadas mientras a mi alrededor todos se morían de calor. Más allá de las condiciones externas, la experiencia siempre es interna.

El mundo exterior existe, es real y objetivo. Por ejemplo, podemos medir la temperatura ambiental y descubrir que hace 31 grados. Pero esa temperatura la sentimos dentro nuestro. Es imposible experimentar la temperatura fuera de nosotros. Afuera hace 31 grados y esa es una realidad que no puedo ignorar, pero tampoco puedo modificar. Lo único que puedo cambiar es la manera en que experimento esa temperatura, cambiando mi punto de vista, cambiando los lentes con los que miro la realidad. Puedo experimentar el calor con los lentes de «¿Cuándo terminará este infierno insoportable; creo que voy a morir?» o con los de «Voy a aprovechar este calor para eliminar toxinas,y fijar la vitamina D con los rayos del sol, mientras tomo agua y me alimento con frutas».

Unos lentes me van a deprimir; los otros me van a permitir atravesar la situación con el espíritu en alto ¿Cuáles conviene que me ponga?

Hace poco, durante una tarde muy calurosa, andaba en bicicleta por la calle y vi a una mujer de unos 40 en la vereda del sol haciéndome señas con la mano. Fui hacia ella y me preguntó por una calle que quedaba muy cerca. Su voz y lenguaje corporal comunicaban cansancio y agobio. Luego de escuchar mis indicaciones, dijo: «ya no doy más con este calor». Le ofrecí agua que traía en mi bicicleta y mientras bebía le dije: «en estas situaciones lo mejor es respirar profundo para llenarse de energía y asì poder continuar». Le pregunté si alguien la esperaba en casa. Me dijo que tenía esposo y una hija. Entonces agregué: «respire profundo y enderece su espalda. Necesita sentirse fuerte, por usted y por los suyos». Me devolvió la caramañola sonriendo e hizo varias inspiraciones enérgicas. Seguí mi camino y no supe más de ella. La mujer llevaba puestos los lentes de «este calor es más fuerte que yo y no hay nada que pueda hacer, excepto lamentarme y sufrir» y me gusta imaginar que le ayudé a ponerse otros.

Buena parte del camino de auto-conocimiento que emprendemos como practicantes de taichi chuan, chi kung o tao yin, consiste en descubrir qué lentes tenemos puestos. La mayoría de las personas ignoran que llevan puestos lentes que distorsionan su percepciòn de la realidad. Tomar conciencia de esto nos dará libertad y nos permitirá elegir si deseamos cambiar los lentes por otros o simplemente, dejarlos de lado para ver la realidad tal cual es.

Gracias por escuchar.