Respirar y sostener
por Daniel Fresno—
Estábamos haciendo la plancha de manos durante la clase de bagua zhang. A medida que el tiempo pasaba se hacía más difícil sostenerla.
—Pongan atención en todas las sensaciones corporales —dije—. Seguramente estarán sintiendo algo así como cansancio. Sigan respirando y manteniendo el cuerpo como una unidad. Observen las emociones que surgen a partir del cansancio físico. Tal vez sientan una fuerza que los impulsa a interrumpir la práctica y descansar. Observen con atención esa fuerza que los anima a abandonar, pero no se entreguen a ella. Una vez identificada esa fuerza, enfóquense en la respiración y en la voluntad de seguir.
Durante el descanso continué:
—Es muy valioso tomar conciencia de esa fuerza que nos tironea e impulsa a abandonar. A veces funciona como una voz interior que dice: «mejor, tomate un descanso» o «no tiene sentido seguir sosteniendo esto». o «esto que estás haciendo podría hacerte daño». Pero la mayoría de las veces no habla, simplemente se manifiesta como un malestar intenso que nos empuja a bajar los brazos. Ser capaces de identificar esta fuerza y de conocerla en detalle nos permitirá desactivar su poder. Esa fuerza está dentro de todos nosotros. Es una de las tantas semillas que hay en el jardín de la mente. No es conveniente ignorarla. No es posible erradicarla. Lo que sí podemos hacer es conocerla y comprender cómo funciona, cómo intenta convencernos. También es importante averiguar qué la nutre y fortalece y luego, dejar de alimentarla.
Todos tenemos objetivos y nos ponemos a trabajar para conseguirlos. A veces el objetivo se logra en poco tiempo, pero otras veces exige un esfuerzo sostenido durante mucho tiempo. Es ahí donde la energía del abandono empieza a operar y muchos se dan por vencidos. Les cuento una experiencia personal. Yo quería aprender bagua zhang y encontré un buen maestro que aceptó enseñarme. Empecé a tomar clases con él y varias personas empezaron junto conmigo. Al principio era todo nuevo y excitante pero después de un tiempo, a medida que empezaba a profundizar en la práctica, el camino empezó a hacerse cuesta arriba. La semilla del abandono empezó a brotar y si logré seguir mi camino fue proque me enfoqué en nutrir las tres semillas de la disciplina, la paciencia y la concentración. Las demás personas que empezaron conmigo abandonaron.
No importa el objetivo que estamos persiguiendo, puede ser dejar un hábito que nos hace mal o escalar el Acongagua, en algún momento vamos a sentir la energía del abandono, esa fuerza que nos impulsa a desertar. La estrategia para enfrentarla tiene dos pasos. Sentir el impulso de bajar los brazos ante la adversidad es normal. No lo ignoren, no se asusten ni se juzquen duramente por sentirlo; pero tampoco se dejen arrastrar. Observen esa sensación con plena atención. ¿En qué parte del cuerpo se siente? ¿Qué nos está diciendo? ¿Es fría o caliente? ¿Es constante o es pulsátil? Descubrir cómo opera esa energía dentro de nosotros es el primer paso. El segundo paso es enfocarnos en nutrir y cultivar las semillas de la disciplina, la paciencia y la concentración.
Gracias por escuchar.
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