Sufrimiento y aprendizaje
por Daniel Fresno—
El refrán dice:
”El sufrimiento es un gran maestro. Pero nadie quiere tomar clases en su escuela”.
Algo de verdad hay ahí. Todos conocemos personas cuyas vidas se transformaron positivamente luego de atravesar una experiencia muy dolorosa. Suele tratarse de alguna pérdida. La persona se enferma, es decir pierde la salud. O cae en la pobreza, es decir pierde su dinero y bienes materiales. O pierde algún ser querido. O pierde la libertad, como Nelson Mandela, que fue preso político durante 27 y esa experiencia lo cambió profundamente.
Pero el sufrimiento no es garantía de aprendizaje. A veces el sufrimiento embrutece y nos convierte en su mejor distribuidor. Por eso muchos que padecieron violencia se convierten en personas violentas. Por eso muchos que recibieron crueldad se conviertan en personas crueles.
Hay pueblos que durante siglos sufrieron persecuciones y matanzas y hoy persiguen y matan a otros pueblos.
Hay candidatos presidenciales que durante su infancia sufrieron abuso físico y emocional y hoy proponen la “ley de más fuerte” como política de Estado.
Haber sufrido no necesariamente nos hace más sabios o amorosos. Si no transformamos nuestro sufrimiento, seguiremos sembrándolo por el mundo. Y para lograr esa transformación hay que tener ganas de cambiar. Pero con la ganas no basta; hay trabajar en pos de ese objetivo. Hace falta paciencia para sobrellevar las frustraciones que encontraremos en el camino. Hace falta fuerza de voluntad para no abandonar.
Como la madre Tierra que convierte la basura maloliente en abono que nutre las flores más bellas, al transformar nuestro sufrimiento, sanamos las heridas y convertimos los golpes en fuerza, compasión y sabiduría.
Cuando recuperó su libertad Mandela dijo: «Al salir de la cárcel supe que, si no dejaba atrás toda la ira, el odio y el resentimiento, seguiría siendo prisionero». De esta manera, la víctima se transformó en guía y fuente de inspiración para los demás.
Gracias por leer.
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