La misión

por Daniel Fresno

Estamos viviendo tiempos tormentosos que ponen a prueba nuestra resistencia y capacidad de adaptación a los cambios, es decir nuestra aptitud. Cuando se desata la tormenta, los árboles más aptos sobreviven; los menos aptos sucumben.

Cabe preguntarse ¿qué nos hace más aptos? Pues los 6 remedios milagrosos. Hablamos de ellos en otras oportunidades y hoy quisiera enfocarme en uno: la correcta alimentación de la mente. Sabemos que para conservar la salud y tener una vida plena es importante cuidar el alimento que le damos a la mente. La misión es un alimento mental de enorme valor. La misión es el propósito vital, el objetivo que perseguimos en la vida. Todos tenemos una motivación y organizamos la vida en pos de una meta. Veamos cómo funciona:

1- La misión nutre y fortalece la energía vital. Funciona como un motor potente que nos motiva e impulsa de manera positiva y creativa. Las personas que tienen un propósito en la vida suelen ser longevas.

2- Todos tenemos una misión. No hay misiones más o menos importantes. Lo realmente importante es llegar a conocerla concientemente. Definir la propia misión es una experiencia única. A partir de ese momento todo cobra sentido y lo que antes parecía confuso, se vuelve claro y transparente. Cuando nos dedicamos a nuestra misión somos felices y el tiempo pasa volando y al terminar la tarea, en lugar de cansancio, sentimos una enorme vitalidad.

3- La misión puede ser conciente o inconciente. Si no definimos concientemente nuestra misión, la definirán otros. En ese caso estaremos actuando en pos de un objetivo que no conocemos. Las personas que no saben cuál es su misión en la vida, en realidad están siguiendo objetivos marcados por otros: la familia, la educación, los amigos, la religión, la ideología, la moda, los medios de comunicación o el mercado. Es como navegar siguiendo un rumbo establecido por otro y que no sabemos a qué puerto nos lleva. No tiene nada de malo perseguir un objetivo marcado por otros; lo que no conviene es hacerlo inconcientemente.

4- Cuando la misión se cumple o se vuelve imposible la energía vital empieza a decaer. Es como si la vida llegara a su fecha de vencimiento. Cuando la misión está cumplida o se vuelve imposible, la persona puede experimentar depresión y una fuerte caída de las defensas inmunológicas. El motor de la misión es tan potente que cuando se apaga, empieza a apagarse la vida. Mi abuelo solía decir que su principal objetivo era asegurar la continuidad de la familia. Atravesó situaciones difíciles y siempre siguió adelante llegando a los 90 años con los achaques habituales de un anciano. Cuando nació su bisnieto y pudo tenerlo en brazos debió haber sentido que su misión había terminado, porque a los pocos días, sin enfermedad, ni médicos, ni ambulancias ni terapia intensiva, ni aviso previo, murió.

5- La misión puede cambiar según la etapa de la vida en la que nos encontramos.

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Hasta aquí vimos que ser concientes de nuestra misión ayuda a cuidar la salud y mantener alta la energía vital. Pero además, descubrir la propia misión nos hace sentir bien, nos permite desplegar todo nuestro potencial y nos ayuda a hacer del mundo un lugar mejor. Veamos cuáles son las características de la misión:

1- Felicidad. Cuando te dedicás a tu misión, sos feliz. Como dijimos hace un rato, el tiempo que dedicás a tu misión pasa volando y al terminar, en lugar de cansancio, te sentís pleno y vital.

2- Inclusividad. La misión no solo beneficia al que la cumple sino también a los demás seres vivos. La inclusividad es un punto importante. Muchas personas persiguen causas basadas en la exclusión de otros y no hacen más que provocar sufrimiento y destrucción.

3- Amor y compasión. La misión es amorosa porque busca el bien propio y el de los demás; es compasiva porque busca aliviar el sufrimiento propio y el de los demás.

Muchos preguntan ¿cómo puedo averiguar cuál es mi misión? No hay una receta única y cada persona tendrá que hacer su camino. Pero en general las prácticas meditativas facilitan esa búsqueda. La meditación, el zhan zhuang, el chi kung ayudan a aquietar la mente discursiva y a generar un clima de quietud y silencio que permite conectarnos con nuestra esencia de amor y sabiduría. Ahí encontraremos la respuesta a la cuestión de la misión.

Gracias por escuchar.

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