Mala Suerte u Oportunidad

por Daniel Fresno–

¿Alguna vez sentiste que el universo conspira en tu contra? No encontrás las llaves, perdés el tren, justo se larga a llover cuando tenés que salir de casa… Y entonces pensás: “Qué mala suerte tengo”.

Pero ¿y si te dijera que la suerte no es lo que crees? Y que en lugar de lamentarnos podemos aprender a cambiar nuestra realidad. Hoy exploraremos una enseñanza del maestro Chao que puede cambiar tu manera de ver la vida.

Seguimos estudiando los aforismos del maestro Chao, hoy el número dos, que dice:


”Es mejor buscar el origen de las cosas y no lamentarnos de la suerte que nos tocó”.

Pensalo un momento. Cuando las cosas no salen como queremos ¿qué hacemos? Nos quejamos, nos enojamos o pensamos que tenemos mala suerte. Por ejemplo nos decimos: “Justo cuando estoy apurado, empieza a llover y el tránsito está imposible. Qué mala suerte la mía”.

Pero aquí está el problema. Lamentarnos es resistir la realidad. Es como cerrar los ojos mientras vamos manejando el auto porque el paisaje no nos gusta. ¿Por qué nos cuesta aceptar la realidad?

Por un lado, porque estamos aferrados a las expectativas. Pero además, porque creemos que aceptarla significa resignarnos. Pero no es así. Aceptar no es rendirse. Es el primer paso para poder cambiar las cosas.

Todas las situaciones no deseadas traen una oportunidad de aprendizaje. Desde un atascamiento en el tránsito, hasta una enfermedad muy grave. Cuanta más energía gastamos en resistirnos, más se aleja esa oportunidad de aprendizaje.

La historia está llena de personajes notables que hicieron grandes cosas transformando el sufrimiento de alguna tragedia personal. Por ejemplo Víctor Frankl.
Frankl estuvo encerrado en campos de concentración durante la Segunda Guerra y logró sobrevivir y esta experiencia dolorosa lo llevó a desarrollar la “logoterapia”, una escuela psicológica que ayudó a millones de personas en el mundo.

Frida Kahlo sufrió un severo accidente que le provocó múltiples fracturas y dolores crónicos. Ella soñaba con ser médica, pero durante la prolongada convalescencia se puso a pintar y así terminó convirtiéndose en la artista que hoy todos recuerdan.

El sufrimiento no es el final. Si logramos transformarlo y aprender de él, puede ser el comienzo de algo nuevo.

En la primera parte del aforismo el maestro Chao nos recuerda que las cosas no ocurren por casualidad. Todo ocurre debido a causas y condiciones favorables que lo hacen posible.

Una semilla de manzana, si es plantada en la tierra adecuada, si recibe agua, si recibe luz solar, puede prosperar y convertirse en un manzano y dar manzanas. Pero una semilla de manzana nunca va a dar bananas.

Lo mismo ocurre con nuestra vida. Lo que estamos viviendo hoy es resultado de decisiones del pasado, propias y ajenas. Hay factores externos como el clima o el tránsito que no podemos controlar. Pero hay factores internos, nuestras decisiones, nuestras acciones, que sí podemos cambiar.

Volviendo al ejemplo anterior: si sabés que llueve y que es hora pico, en lugar de quejarte del tránsito, podés salir con más tiempo. No es suerte, es preparación.

El mensaje del maestro Chao es claro. No es cuestión de buena o de mala suerte. Es cuestión de comprender las causas y las condiciones favorables que nos trajeron hasta la situación presente. Y tomar decisiones conscientes para cambiar nuestro futuro.

Eso que llamamos suerte no es un factor externo que a veces nos favorece y a veces nos castiga. La suerte es un trabajo conjunto entre nosotros y el mundo que nos rodea. Pero somos nosotros los que marcamos la diferencia, a cada instante.

Cada pensamiento, cada palabra, cada acción que tomamos es una semilla-
¿Qué semilla estás sembrando ahora?

Gracias por leer.

Que tengas paz y alegría.