Vacaciones, zorros y pumas

-El otro día chateaba con una persona que se fue de vacaciones -dije durante la clase de taichi chuan-. Recién había llegado a destino y me contaba lo que tenía planeado hacer en los diez días que le quedaban antes de volver a sus obligaciones.

-Eso es lo bueno de las vacaciones: uno sabe cuándo terminan y trata de aprovechar el tiempo para cumplir con sus objetivos. Cada persona tendrá objetivos diferentes, visitar museos o paisajes significativos, encontrarse con amigos, leer libros o simplemente descansar. Pero todos tratamos de cumplir los objetivos durante nuestra breve estadía.

-La vida es diferente a las vacaciones. Para empezar, no sabemos cuánto tiempo va a durar nuestra estadía. Segundo, como creemos que nos queda mucho tiempo por delante, solemos desaprovecharlo en lugar de enfocarnos en cumplir con nuestros objetivos. Tercero, no siempre sabemos cuál es nuestro objetivo en la vida.

-Cuando practicamos taichi chuan , chi kung, chan chuang o nos sentamos a meditar tratamos de aquietar las aguas de la mente. Si logramos que esa quietud se trasforme en un hábito es posible que entremos en contacto con la voz interior que todos tenemos y que suele guardar silencio cuando en la mente hay demasiado ruido. Escuchar esa voz es muy valioso porque ella tiene las respuestas a las preguntas que más nos importan. Esa voz es la que nos va a orientar para encontrar nuestra misión en la vida.

-¿Y qué pasa si no logramos descubrir nuestra misión? Pues podemos aprovechar el tiempo que nos queda en este mundo haciendo el bien. «¿Y cómo nos damos cuenta si estamos haciendo el bien o el mal?», me preguntó el otro día un alumno de chi kung. Es una pregunta muy válida. Lo que es bueno en ciertas circunstancias puede ser malo cuando las circunstancias cambian.

Podemos saber que estamos haciendo el bien cuando nuestros actos están guiados por un amor verdadero. Si lo que hago me hace bien a mí, me nutre y me ayuda a mejorar, es bueno. Pero no basta con atender el interés personal. También es importante que mis actos sean buenos para los demás, o al menos, que no generen más sufrimiento. Mi maestro siempre dice que «hay que ver el panorama completo», que es necesaria una mirada holística. Porque si lo que me beneficia a mí, perjudica a la comunidad, no estaré haciendo el bien.

-En varias provincias de nuestra Patagonia los hacendados matan a pumas y zorros porque atacan a su ganado. Pumas y zorros son los depredadores naturales del ratón colilargo, el que transmite el hantavirus. Como consecuencia de la matanza, el ratón proliferó y hoy la enfermedad se está propagando. Este es un caso muy ilustrativo de cómo una conducta que buscaba un beneficio personal, termina perjudicando a toda la comunidad.

-Lo mejor es actuar guiados por un amor inclusivo, que abarque a todos los seres. Y si no podemos actuar guiados por ese amor, al menos tratemos de no causar más sufrimiento. Actuar de esta manera genera una enorme felicidad y al llegar el final del día, tal vez nos sintamos cansados, pero llenos de paz y con la certeza de haber usado bien nuestro tiempo.

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Autor: Daniel Fresno