Cuidar el yo del futuro

por Daniel Fresno

—Durante la meditación de esta mañana nos enfocamos en el yo del futuro —dije durante la clase de chi kung—. La práctica consistía en imaginarnos a nosotros mismos dentro de unos años, cinco, diez o quince años y desarrollar amor y compasión hacia esa versión nuestra que vendrá.

—No es fácil —dijo una alumna que también participa de los encuentros de meditación—. A mí me costó bastante imaginarme en el futuro.

—Cierto, no es fácil´, sobre todo si tratamos de vernos dentro de varios años. Podemos empezar haciendo algo más sencillo: imaginarnos a nosotros en un futuro cercano, por ejemplo, esta noche. Al comenzar la jornada me imagino cómo me gustaría ser al terminar el día, cómo me gustaría sentirme, junto a quiénes quisiera estar esta noche. Es importante que la visualización sea lo más completa y detallada posible.

¿Por qué es importante hacer esto? Por que al empezar el día me voy a enfrentar a muchas situaciones y la manera en que responda en cada caso determinará cómo voy a terminar el día. Es importante, ante cada situación, actuar de manera conciente y preguntándonos ¿esto que voy a hacer me acerca o me aleja del yo del futuro que quiero ser?

Supongamos que a la mañana me imagino a mí mismo regresando a casa por la noche contento después de haber cumplido con mis obligaciones, para disfrutar del reencuentro con mi familia. Durante la jornada voy a tomar las decisiones que me permitan hacer realidad eso que imaginé. Lo que le ocurre a la mayoría de las personas es que actúan de manera automática, siguiendo hábitos que no siempre conducen a un final feliz.

Observemos nuestra situación actual. ¿Cuán lejos o cuán cerca estamos del yo del futuro que imaginábamos cuando éramos más jóvenes? Lo que somos hoy es resultado de las acciones que realizamos en el pasado. ¿Somos capaces de identificar qué acciones del pasado nos trajeron hasta este presente?

¿Somos amorosos y compasivos con nuestro yo del futuro? La mayoría de las personas actúan de manera cruel e impiadosa con su yo del futuro. Piensan, hablan y hacen cosas que les genera enorme sufrimiento a corto o largo plazo. Lo que yo beba y coma ahora va a determinar la manera en que me voy a sentir esta noche al final de la jornada o tal vez el resto de mi vida. El alcohol que estoy bebiendo ahora puede marcar a mi yo del futuro de manera irreversible.

Si observan atentamente verán que casi nunca pensamos en nuestro yo del futuro. Pocas veces reflexionamos sobre el impacto que nuestros actos del presente tendrán sobre esa versión nuestra que vendrá. La mayor parte del tiempo actuamos impulsados por patrones de conducta muy arraigados e inconcientes.

La única manera de torcer ese rumbo compulsivo es educando la atención para que eche luz sobre lo que estamos pensando, diciendo y haciendo en este preciso instante. Por eso nuestra práctica es tan valiosa, porque fortalece la atención para que cada vez ilumine un área más grande de nuestra existencia., ampliando nuestra conciencia.

Gracias por escuchar.


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