Oportunidad o amenaza

por Daniel Fresno

Durante la clase de chi kung con bastón una alumna dijo que sentía cierta tensión en la espalda alta al realizar un movimiento. Le pedí que haga el mismo movimiento sin el bastón y la tensión desapareció.

—Lo que pasa es que sentís el bastón como algo ajeno a vos —dije—. Al no sentirlo como parte de nuestro cuerpo luchamos y nos esforzamos para sostenerlo y que no se caiga de nuestras manos. Y eso que el bastón es liviano; no debe pesar más de 300 gramos. Sin embargo generamos una tensión excesiva para sostenerlo. Mis brazos pesan más que eso y sin embargo los llevo conmigo de manera relajada y sin tensionarme. ¿Por qué? Porque son parte de mi, no son algo ajeno.

A mi dedo índice lo tengo plenamente incluído, sin lugar a dudas. Cuando me despierto por la mañana no hay lugar para pensamientos como: «¿Qué hago hoy ? ¿Llevo conmigo el dedo índice o lo dejo en la mesita de luz?». Es parte de mi y eso no se discute. El otro día estaba regresando a casa con el nieto, que pesa alrededor de 11 kilos. Lo llevaba en cochecito, pero se puso inquieto y empezó a pedir brazos. De pronto me encontré con un brazo sosteniendo al bebé y el otro brazo empujando el cochecito. Faltaban varias cuadras para llegar y a medida que pasaba el tiempo, el nieto pesaba más. Entonces apliqué el chi kung. Visualicé mi centro y fui conectando internamente todas estructuras. Primero el hombro, luego el brazo, luego el codo, luego el antebrazo, luego la muñeca, luego la mano, y por último, el nieto. Todo estaba sólidamente unido a mi centro. El nieto y yo éramos una unidad y seguimos caminando así. Eso hizo que el trabajo fuera más relajado y sostenible.

La clave para trabajar con el bastón de manera relajada es sentirlo como una continuación del propio cuerpo. Al hacer esto lo estamos incluyendo. Cuando lo sentimos como algo ajeno, tenemos que esforzarnos para sostenerlo y eso genera tensión y todo se vuelve más doloroso, complicado y difícil.

Si observan con atención verán que este principio puede aplicarse a cualquier aspecto de la vida. Las personas o las situaciones con las que nos encontramos pueden ser abordadas de dos modos. El modo exclusivo nos hará verlas como algo ajeno, como un obstáculo o amenaza, como algo contra lo que hay que luchar. Este camino es costoso y desgastante. En cambio, el modo inclusivo nos permitirá verlas como una oportunidad para crecer y hacernos más fuertes.

Gracias por escuchar.


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