Practicar la devoción

por Daniel Fresno

Hay devoción cuando el ego se hace a un lado y te fundís con el objeto de tu devoción. Hay devoción cuando no te fijás en cuánto invertiste y cuánto vas a ganar. Cuando hay devoción, hay entrega. El devoto piensa más en dar que en recibir. Esta emergencia encierra grandes oportunidades. Una de ellas es la de practicar la devoción.

Al imponerse la cuarentena las clases regulares en Bosque de Fresnos fueron suspendidas. Entonces, empecé a dar clases a distancia, algunas gratis y otras no. Una de las asistentes a las clases gratuitas envió este mensaje:

«Buenos días, Daniel. Gracias por la clase de hoy, ¡estuvo muy buena! Quería consultarte por la retribución de estas clases porque es un esfuerzo importante el que hacés y creo que estaría bueno para los que lo valoramos y podemos retribuirte con un intercambio económico.
Es una época difícil para todos y tener estos espacios de práctica y reflexión suman muchísimo.»

Gracias por tus palabras y tu buena voluntad. La idea de las clases gratuitas de los jueves y domingos surgió a partir de la cuarentena como un intento por mantener el vínculo con los demás miembros de la Escuela.

Algunos alumnos conservaron sus trabajos, pero otros dejaron de percibir ingresos. Todos sin excepción están preocupados por cómo va a evolucionar la situación económica. En medio de este panorama incierto la gente trata de ajustar sus gastos y en lo último que piensa es en pagar clases de taichi chuan. Por eso se me ocurrió crear un espacio de práctica gratuito.

La crisis me dio la oportunidad de practicar devoción y la aproveché. Fundé Bosque de Fresnos porque transmitir estas artes es mi misión en la vida. Es una tarea que me llena de alegría y a la que me entrego con devoción. En estas circunstancias especiales estoy dispuesto a trabajar gratis si sirve para conservar el vínculo con los alumnos. No sé cuánto tiempo va a durar la emergencia ni cómo va a ser el mundo cuando termine, pero el presente es así.

Vivimos tiempos de excepción que exigen conductas excepcionales. Vos y yo somos ejemplos de eso. Yo empecé a dar clases gratis, cuando lo común es cobrar; vos te ofrecés a pagar, cuando lo común es no pagar las clases gratuitas. Podrías seguir tomando clases sin pagar y así obtener un excelente resultado costo-beneficio, pero elegiste retribuirme. Así, vos también estás practicando la devoción y te agradezco de corazón. Ese dinero va a venir muy bien para pagar la conexión a internet.

Gracias por leer.