Ser fuerte para ser útil

por Daniel Fresno

—Quisiera contar algo que viví hace poco —dijo Adriana, durante un encuentro de Fusión—. Iba en el auto con mi esposo por la ciudad. Había llovido y el suelo aún estaba mojado. De pronto, delante de nosotros un repartidor que iba en motociclista perdió el equilibrio y cayó, quedándole una pierna debajo de la máquina. Mi esposo puso el auto como un escudo entre el caído y el flujo de autos y yo bajé, le pregunté al motociclista si se había roto algo y como me dijo que no, tomé la motocicleta y la puse de pie. El muchacho se levantó y me agradeció.

Y ahí me sorprendí a mí misma por lo veloz de mi respuesta y por la facilidad con que levanté la moto, que no era pequeña. Hasta hace pocos años estaba muy limitada por una lesión lumbar que me impedía hacer esfuerzos. Pero en ese momento mi mente y mi cuerpo respondieron al unísono con total naturalidad. Y quiero aclarar que cuando bajó la adrenalina y en los días subsiguientes no sentí ningún malestar ni dolor.

—Es muy estimulante escuchar este relato —dije —, porque es una demostración contundente de los beneficios de nuestra práctica. Hay una frase de George Hebert, creador del método natural, que nos resulta muy inspiradora: «Ser fuertes para ser útiles».

Muchas veces dijimos que llevar a la práctica el amor y la compasión no es tarea sencilla, pues exige fortaleza. Si nos sentimos débiles física o emocionalmente, no podemos ayudar a otros; a veces ni siquiera podemos ayudarnos a nosotros mismos. Cuando nos sentimos carentes, anhelamos recibir y nos resulta muy difícil dar. Cuando nos sentimos débiles física y/o emocionalmente e intentamos ayudar, es probable que terminemos heridos o sintiendo que los demás se aprovechan de nosotros, nos desilusionamos y envenenamos por dentro. Todo este sufrimiento es resultado de la debilidad y la rigidez, por eso entrenamos para cultivar fuerza y flexibilidad.

Adriana fue testigo del accidente y sintió el deseo de ayudar al caído. Pero con el deseo, con esa fuerza mental inicial, no alcanza. De nada sirve tener ganas de ayudar si el cuerpo no te acompaña en el emprendimiento.. Por eso tantas personas son reticentes a brindar ayuda, porque se sienten débiles y carentes,

Con esto no estoy diciendo que hay que ayudar aunque uno no tenga con qué; esto sería una imprudencia. Si Adriana hubiera querido levantar la motocicleta sin tener fuerza ni inteligencia corporal para hacerlo, se habría lesionado. ¿De qué sirve ayudar a otros si en el proceso me hago daño? No queremos mártires, queremos cultivar mentes y cuerpos flexibles para poder llevar a la práctica el amor y la compasión, algo que el mundo necesita con urgencia.

Gracias por escuchar.

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