Equilibrio dinámico

-El miércoles pasado un alumno preguntó por qué caminamos haciendo equilibrio sobre el cordón -dije durante la clase de taichi chuan-. Le expliqué que lo hacemos por dos motivos. Uno es desarrollar la habilidad neuromuscular del equilibrio, muy valiosa en cualquier aspecto de la vida. El otro es más filosófico, pero no por ello menos práctico. Al caminar sobre el cordón descubrimos algo muy valioso: es mucho más fácil caerse hacia alguno de los dos lados que mantenerse en el centro. En la vida es igual, es mucho más fácil caer hacia algún extremo que mantenerse en el camino del medio. Justamente la clave de la felicidad, la salud y de una buena vida está en mantener el equilibrio y recuperarlo cuando se perdió.

-Para nosotros los humanos mantener el equilibrio no es tarea sencilla; exige una atención y un trabajo constante. Un árbol, por ejemplo, hunde sus raíces en la tierra y se eleva en busca de la luz y ahí encuentra su equilibrio. La relativa quietud del árbol favorece su equilibrio. Nosotros los humanos, en cambio, nos movemos constantemente, buscamos alcanzar lo que deseamos y estamos sometidos a intensas tormentas externas e internas, por eso es tan habitual que perdamos el equilibrio. Nuestro gran desafío es lograr un equilibrio dinámico.

-El concepto de equilibrio suele ser malinterpretado y se lo asocia con la paz y la tranquilidad. Se dice: «Pedro es un tipo muy equilibrado», como queriendo ilustrar que Pedro jamás se enoja, ni grita ni da puñetazos sobre la mesa. Pero el equilibrio no siempre implica calma y quietud. A veces recuperar el equilibrio perdido exige pegar un grito o actuar de manera explosiva y agresiva.

-El concepto de equilibrio se entiende mejor cuando vemos la naturaleza cíclica de la vida. Nuestra cultura entiende la vida como una línea recta con un inicio y un final. Dentro de esta concepción, estar vivo es avanzar sin detenerse, porque detenerse implica llegar al final, ese punto que nadie quiere alcanzar. Por eso la publicidad, cuando quiere vendernos algo, nos promete que si compramos ese producto «nada nos va a detener». ¿Estás con la menstruación y te duele la panza? Tomá el analgésico X y «que nada te detenga». ¿Estás con resaca porque ayer te bebiste todo? Tomá el antiácido X y «que nada te detenga». Cuando te quieren vender un auto, no te lo muestran atascado en un embotellamiento de hora pico, sino avanzando por una ruta vacía en la que no hay límites ni obstáculos.

-Pero lo cierto es que avanzar sin parar genera serios desequilibrios. Imaginen una persona que se levanta a la mañana y trabaja  24, 48 o 72 horas seguidas sin parar. Muchos toman drogas para poder hacer esto. Tarde o temprano esa persona se enfermará porque perdió el equilibrio natural entre el sueño y la vigilia. La vida funciona de manera cíclica y así como necesitamos trabajar, también necesitamos descansar. Al no comprender la naturaleza cíclica de la vida generamos desequilibrios que nos provocan sufrimiento. Los humanos generamos dióxido de carbono (CO2) y si el volumen de CO2 se mantiene dentro de ciertos límites, la Naturaleza es capaz de metabolizarlo. Pero como no sabemos poner límites a la codicia y nos creímos eso de «que nada te detenga», estamos generando más CO2 del que el planeta es capaz de metabolizar y eso generó un descomunal desequilibrio ambiental que está poniendo en riesgo la vida humana.

-Hoy, saber mantener el equilibrio no es sólo una cuestión de salud, es una cuestión de supervivencia.

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Autor: Daniel Fresno